El papel fundamental que tiene en la economía
Argentina el cultivo de soja, ha generado la extensión de la superficie
cubierta de 2 a 17 millones de hectáreas desde 1980 al 2005 según el Ministerio
de Agricultura de Argentina. La expansión responde a la compleja trama de los
mercados mundiales y las nuevas tecnologías, conocidas como las “nuevas
agriculturas”, preponderantes en los países en vías de desarrollo (Raborratti,
2010).
El desarrollo en la tecnología, y la
creación de complejos agroindustriales en Argentina, además de la inversión en
sistemas de transporte, con la construcción de carreteras (cuyas vías resultan
de la modificación de patrones
territoriales ya establecidos, David Harvey lo explica como la metáfora del
palimpsesto, que significa rescribir sobre un patrón ya establecido). En el
caso de la provincia de Córdoba, la vía antiguo ferrocarril se tomó como red
para la construcción de la carretera y los antiguos centros comerciales o
productivos como puertos de embarque para la mercancía, además se desarrollaron
tecnología para la preservación de alimentos que permitirían el intercambio a
grandes distancias.
En periodos anteriores a la década
de los 80´, la región pampeana se basaba en producción agropecuaria, un trabajo
mecanizado movía la economía local y no se necesitaban agroquímicos. El molino fue
de gran importancia para la industria, esto significó que los volúmenes del
producto, crecieran lentamente por lo que no entraban al mercado competitivo de
la agroindustria. Sin embargo Raboratti explica que las metodologías aplicadas
en el cultivo, preservaba la calidad de los suelos, además seguía con la tradición
histórico pampeana desde épocas coloniales, de estancias familiares heredadas
denominadas chacareros (Raboratti, 2010).
La tecnologización de la
agricultura, y la llamada “revolución verde” tenían como objetivo eliminar el
hambre mundial por medio de técnicas como la manipulación genética y el uso de
agroquímicos, actividades que rápidamente se comenzaron a emplear en Argentina
(como en todo América Latina) suplantando las técnicas de cultivo
tradicionales. En el caso de la introducción de la soja como cultivo, fue
rápido ya que no necesita suelos con grandes aptitudes de cultivo, además la
pampa no sufre grandes cambios en su ciclo hídrico, y la soja tiene dos
periodos de cosecha anuales: en invierno y verano lo que elevaría los índices
de productividad.
En el proceso expansivo, el monocultivo
de soja genero abrumantes cambios en las dinámicas territoriales locales, desde
las los análisis socioculturales, económicos y físicos. Centros urbanos
sirvieron de base para el desarrollo rural de servicios agrícolas, en donde
gran parte de los propietarios migraron hacia las urbes alquilando sus
propiedades a las grandes industrial, generando un desequilibrio entre los
pequeños y grandes productores, la plusvalía de los terrenos rurales creció,
por lo que era más rentable para los pequeños agricultores rentarla a dedicarse
a la producción, que además no contaban con la capacidad de competir con los
complejos industriales tecnologizados.
La tendencia de la expansión sojera fue hacia el
noreste de Argentina, en donde además de desplazar comunidades agrícolas, se
destruyó gran parte del bosque nativo por tala y quema. Otros conflictos
causados por la agroindustria son el uso de agroquímicos, perjudiciales para la
salud, también la contaminación genética que es producida por semillas
transgénicas que afectan directamente a la microfauna y la erosión del sueloFuente: Raboratti, (2010)
Referencias:
REBORATTI, Carlos. Un mar de soja: la nueva agricultura en Argentina y sus consecuencias. Rev. geogr. Norte Gd. [online]. 2010, n.45 [citado 2012-11-13], pp. 63-76
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