domingo, 11 de noviembre de 2012

Expansión del monocultivo; camino hacia la sojización de la pampa


  El papel fundamental que tiene en la economía Argentina el cultivo de soja, ha generado la extensión de la superficie cubierta de 2 a 17 millones de hectáreas desde 1980 al 2005 según el Ministerio de Agricultura de Argentina. La expansión responde a la compleja trama de los mercados mundiales y las nuevas tecnologías, conocidas como las “nuevas agriculturas”, preponderantes en los países en vías de desarrollo (Raborratti, 2010).
El desarrollo en la tecnología, y la creación de complejos agroindustriales en Argentina, además de la inversión en sistemas de transporte, con la construcción de carreteras (cuyas vías resultan de la modificación  de patrones territoriales ya establecidos, David Harvey lo explica como la metáfora del palimpsesto, que significa rescribir sobre un patrón ya establecido). En el caso de la provincia de Córdoba, la vía antiguo ferrocarril se tomó como red para la construcción de la carretera y los antiguos centros comerciales o productivos como puertos de embarque para la mercancía, además se desarrollaron tecnología para la preservación de alimentos que permitirían el intercambio a grandes distancias.
En periodos anteriores a la década de los 80´, la región pampeana se basaba en producción agropecuaria, un trabajo mecanizado movía la economía local y no se necesitaban agroquímicos. El molino fue de gran importancia para la industria, esto significó que los volúmenes del producto, crecieran lentamente por lo que no entraban al mercado competitivo de la agroindustria. Sin embargo Raboratti explica que las metodologías aplicadas en el cultivo, preservaba la calidad de los suelos, además seguía con la tradición histórico pampeana desde épocas coloniales, de estancias familiares heredadas denominadas chacareros (Raboratti, 2010).
La tecnologización de la agricultura, y la llamada “revolución verde” tenían como objetivo eliminar el hambre mundial por medio de técnicas como la manipulación genética y el uso de agroquímicos, actividades que rápidamente se comenzaron a emplear en Argentina (como en todo América Latina) suplantando las técnicas de cultivo tradicionales. En el caso de la introducción de la soja como cultivo, fue rápido ya que no necesita suelos con grandes aptitudes de cultivo, además la pampa no sufre grandes cambios en su ciclo hídrico, y la soja tiene dos periodos de cosecha anuales: en invierno y verano lo que elevaría los índices de productividad.
En el proceso expansivo, el monocultivo de soja genero abrumantes cambios en las dinámicas territoriales locales, desde las los análisis socioculturales, económicos y físicos. Centros urbanos sirvieron de base para el desarrollo rural de servicios agrícolas, en donde gran parte de los propietarios migraron hacia las urbes alquilando sus propiedades a las grandes industrial, generando un desequilibrio entre los pequeños y grandes productores, la plusvalía de los terrenos rurales creció, por lo que era más rentable para los pequeños agricultores rentarla a dedicarse a la producción, que además no contaban con la capacidad de competir con los complejos industriales tecnologizados.
La tendencia de la expansión sojera fue hacia el noreste de Argentina, en donde además de desplazar comunidades agrícolas, se destruyó gran parte del bosque nativo por tala y quema. Otros conflictos causados por la agroindustria son el uso de agroquímicos, perjudiciales para la salud, también la contaminación genética que es producida por semillas transgénicas que afectan directamente a la microfauna y la erosión del suelo


                                                           Fuente: Raboratti, (2010)

Referencias:

REBORATTI, Carlos. Un mar de soja: la nueva agricultura en Argentina y sus consecuencias. Rev. geogr. Norte Gd. [online]. 2010, n.45 [citado  2012-11-13], pp. 63-76 

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